La línea Max de Marvel es, en teoría, un espacio para desarrollar historias adultas y fuera de continuidad con personajes de La Casa de las Ideas. Es, en teoría, una magnífica oportunidad de lucimiento para los autores. Por eso da un poco de rabia que, cuando uno se acerca a alguno de sus títulos con la esperanza de ver algo rompedor, se quede con la sensación de que la ‘nueva ola’ Marvel pasa de largo por aquí. Hay títulos magníficos, como ‘Furia. Mis guerras perdidas‘, de Garth Ennis y Goran Parlov, y otros que apenas cumplen el expediente, como el que nos va a ocupar, ‘Fantomex Max: Una vida a tope‘ (Panini), de Andrew Hope y Shawn Crystal.

Fantomex es un personaje creado  en 2002 por Grant Morrison para New X-Men, y desde entonces ha ejercido de secundario en diversas colecciones. Inspirado en el clásico Fantomas, se trata de una especie de superladrón con poderes difusos, siempre acompañado de una inteligencia artificial denominada EVA, que está enamorada de su patrón y se materializa virtualmente en forma de voluptuosa mujer. En su vida hay otra fémina, la agente Flemyng, cuyo papel oscila en esta historia entre oponente, interés amoroso y  «chica a la que salvar», su rol predominante durante tres cuartas partes del cómic. En este sentido, ‘Fatomex Max’ no pasará a la historia como un tebeo que haya contribuido a superar estereotipos machistas.

Andrew Hope traza una historia con pocas complicaciones. Presentación del protagonista en situación de acción; un grupo de tres malvados que  quiere hacerse con un arma de gran poder destructivo para amenazar a los gobiernos de la Tierra; unas cuantas peleas de por medio; intentos fallidos de toques trascendentes; pretendidos golpes de humor; patadas por aquí y por allá; fin. Elementos cientos de veces vistos en el género, pero aquí usados con poco acierto.  No ayuda el dibujo de Shawn Crystal, cuyo estilo en cambio sí funcionaría en una historia verdaderamente más humorística. (Pienso, por ejemplo, en el caso de Rob Guillory en ‘Chew’, cuyo peculiar estilo le va como un guante al delirante argumento de John Layman).

‘Fantomex Max: Una vida a tope’ podría haber sido un gran tebeo. Un personaje con potencial, una línea con cierta libertad creativa… Ese es quizás el gran pecado de este tebeo: no cumplir con las expectativas. Y es que la fantástica portada de Francesco Francavilla parecía anunciar que dentro esperaba un pulp de primer orden. Fantomex ha dejado escapar su primera oportunidad en solitario.